La vicepresidenta de la Fech, Bárbara Brito, cree con convicción que la lucha feminista debe ir acompañada con una política que cuestione la estructura de la sociedad capitalista.

Por Cristóbal Escalona Fernández

Bárbara Brito es militante del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) y de la organización feminista de mujeres socialistas Pan y Rosas Teresa Flores. Es la actual vicepresidenta de la FECh, marcando el hito de ser la primera persona trotskysta en ejercer un cargo en la federación, tras conseguir cerca de dos mil votos en la última elección.  Con aproximadamente nueve años de experiencia política desde la universidad, la estudiante de la Facultad de Artes ha visto y vivido el surgimiento de las demandas que hoy ocupan cada vez más un espacio dentro de la contingencia nacional. Desde la explosión del movimiento estudiantil en el 2011 hasta el fortalecimiento de los movimientos de mujeres en los últimos años, Bárbara ha sido parte activa en la gestación de dichos procesos.

El movimiento feminista se ha levantado con fuerza en los últimos años, llegando incluso a calar en las discusiones de la política tradicional. Hoy, en primarias, Beatriz Sánchez, del Frente Amplio (F.A.), definió su candidatura como el gobierno feminista, lo que para Bárbara tiene mucho de slogan vacío de contenido: “Aparte de ser un mal diálogo con la gente (por la consideración de feminismo como antónimo de machismo), la candidatura de Sanchez abre la pregunta sobre si es posible o no un gobierno feminista, porque a mi modo de ver, la sociedad es estructuralmente machista, se sostiene en base a la desigualdad de género por lo que para poder tener un tipo de avance real se necesita transformar profundamente la sociedad”.

Dice que esto no es un aprovechamiento, pero “es una utopía pensar que es posible un gobierno feminista en el marco de las sociedades capitalistas en las que vivimos, que se nutren de machismo y patriarcado”, afirma, agregando que “hay muy poco debate programático en torno a las demandas de la mujer”.

Las críticas que hace Bárbara a la dirección que está tomando el movimiento de mujeres apuntan principalmente al carácter punitivista de las demandas exigidas y las concesiones otorgadas por el Estado. Frente a esto dice que “es contradictorio porque el movimiento de mujeres se fortaleció a raíz de que el feminismo más reformista, más institucional, ligado a los partidos del régimen, concedió muchas demandas a las mujeres, pero por otro lado los femicidios siguieron aumentando, y la radicalidad de la violencia machista, sobre todo en países semicoloniales o tercermundistas, se extremó”. Un caso ejemplar es el de Argentina, que el año 2012 convirtió en ley un proyecto que incrementaba de 25 años máximo a condena perpetua a quienes cometieran un femicidio, pero que contradictoriamente el 2017 tuvo la cifra record de tener 57 femicidios en los primeros 43 días del año.

¿Cómo evalúas las concesiones ganadas por el feminismo institucional?

– Hay un avance en el sentido de desnaturalizar ciertas cosas y también de una disposición a la denuncia y a la lucha. Pero la salida te deja extactamente en el mismo lugar en cierto sentido, porque son salidas individuales que de no combatirlas más estructuralmente van a seguir y seguir y seguir replicándose.

Ante el actual escenario de los movimientos feministas, Bárbara es clara en su diagnóstico: “Si bien el año pasado surgió un fenómeno internacional de mujeres donde proliferaron distintos tipos de organizaciones y donde se puso el esfuerzo en cohesionar las fuerzas para levantar un gran movimiento feminista, este año lo que sucedió fue una disputa importante al interior del movimiento con respecto a qué estrategia se necesitaba para poder conquistar las demandas de las mujeres”. Al respecto agrega que “hay feministas que no estan por salir a luchar por nada porque están por levantar espacios de mujeres. Nosotras en cambio decimos que hay que salir a la calle a luchar, porque el machismo se enfrenta también encarando a las instituciones que lo perpetúan”. También acota que “tenemos acuerdos obvios en la condena de los femicidios, la misoginia, los abusos, etc. pero también después nosotras diferenciamos los grados de machismo, porque hay feministas que consideran todo igual, desde que te gritan en la calle hasta que te matan. Entonces existen diferencias profundas que debiesen debatirse en espacios comunes”.

 

Aprendizajes en Pan y Rosas

El debate se agudizó en torno al mes de junio pasado luego de las denuncias de encubirmiento de abusadores por parte de un sector del feminismo (radical) hacia la organización Pan y Rosas por el caso del profesor Sergio Méndez, militante del Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) de México, quien fuera denunciado por acoso por parte de una estudiante de la UNAM. La disputa comenzó luego de que el MTS (y Pan y Rosas México) optara por hacer una investigación antes de definir las sanciones al militante. El conflicto llegó incluso al punto de que los sectores más radicales del feminismo exigieran la destitución de Brito de la FECh, lo que finalmente no se llevó acabo.

-¿Este debate debió haber sucedido antes?

Si, definitivamente. Yo creo que uno de los errores que tuvimos como Pan y Rosas fue pensar que no iba a llegar ningun momento en el que se tuvieran que definir en la práctica las distintas posturas políticas. Lo omitimos por mucho tiempo pero ahora nos dimos cuenta de que el debate político era inevitable y necesario además.

Sobre si la omisión del debate fue consciente o no, la vicepresidenta de la FECh es clara al decir que “no, para nada. Fue un aprendizaje que nosotras tuvimos ahora. Porque aparte es super difícil, es como, no sé, por ejemplo si un trabajador esta en una huelga de hambre, yo no comparto ese método, pero en ese momento salir a criticar el método, en una perspectiva más ideológica, hay que ver como hacerlo. O sea en este caso la omisión no plantea necesariamente estar de acuerdo con la huelga de hambre, sino que plantea el cómo uno dialoga que estay de acuerdo con el fondo pero que no es la estrategia correcta para poder enfrentar el problema”.

-¿Cuál es el feminismo de Pan y Rosas?

Principalmente nosotras creemos en educar y en levantar organizaciones de mujeres que hagan política también, porque sino el lugar de las mujeres, que es el lugar que impone este sistema, es el lugar de la víctima, y nosotras no queremos que las mujeres despierten para volver al rol de víctima. A diferencia de muchos yo si creo, y también lo digo por experiencia propia, que una situación de abuso sexual se puede superar. O sea hay miles de mujeres revolucionarias que fueron torturadas y salieron adelante por una convicción política. Porque identificaron que el responsable era el Estado. Nosotras no queremos que las mujeres despierten a la vida política como víctimas, sino que queremos que despierten como mujeres revolucionarias.

 

PTR y la opción electoral

Otro de los frentes en los que Bárbara Brito pone sus energías es el PTR, que este año logró oficializarse tras conseguir la condición de firmas mínimas en 3 regiones contínuas, en el norte grande del país. El plan es levantar la candidatura de Dauno Totoro, estudiante de Licenciatura en Historia de la Universidad de Chile, como diputado por el distrito 10 de Santiago.

Brito dice que, “lo que nosotros estamos buscando es levantar una alternativa que tenga mucho peso en las y los trabajadores y sus demandas, porque vemos que la política esta hecha para y por los empresarios, muestra de eso son tanto los candidatos de la derecha como los de la nueva mayoría”. Además sobre la decisión de buscar un escaño en la cámara baja dijo que, “para nosotros es una herramienta no para poder conquistar pequeñas reformas en los marcos del régimen político y el sistema económico actual, sino que es una herramienta que sirve para poder denunciar todas las miserias que viven cotidianamente los trabajadores, las mujeres y la juventud. Y también para denunciar el estado actual del régimen político chileno, que ya viene en crisis desde el 2011 pero que creemos es una oportunidad para seguir luchando contra la corrupción y los robos empresariales”.

Las exigencias programáticas del PTR se basan en la renacionalización del cobre, que sería el método de financiamiento de la importante agenda social del partido. Además, y de manera indisociable, el control de la producción cuprífera debe quedar en manos de los trabajadores. Ante esto Bárbara afirma que, “creemos que es un punto importante en Chile porque queremos Ed. gratuita, mejores pensiones, pero según los empresarios y sus políticos no hay plata, lo que nosotros refutamos ya que alrededor del 70% de las platas del cobre se las llevan trasnacionales. Por eso nosotros decimos que hay que renacionalizar el cobre y los recursos naturales. Pero la gestión obrera es importante porque no basta con nacionalizar y que quede en manos de empresarios nacionales y sigan existiendo amplias brechas salariales entre hombres y mujeres, o muy bajos sueldos, o diferencias entre contratados y subcontratados. Creemos que la gestión de las y los trabajadores puede solucionar eso”.

Actualmente el PTR tiene presencia en distintos espacios de trabajo como Correos Chile en Santiago, la mina El Teniente en Rancagua, o la fábrica de explosivos Orica en Antofagasta. Además tras las últimas elecciones del Colegio de Profesores, lograron victorias importantes en las comunas de Lo Espejo y Antofagasta. Por otra parte el ala estudiantil del partido tuvo su mayor triunfo con la elección de Bárbara Brito como Vicepresidenta de la FECh.

 

Transformar la Fech

“Es primera vez que estamos y vemos que su estructura (de la FECh) hay que transformarla entera, porque está muy alejada de los estudiantes, y sirve mucho para poder posicionarse en los medios, pero muy poco para poder organizar realmente a la fuerza del movimiento estudiantil”, dice luego de seis meses en el cargo.

-Sobre la poca actividad del movimiento estudiantil en el año, ¿qué análisis puedes hacer a partir de tu puesto como Vicepresidenta?

– Pienso que ha sido un año marcado por el proceso electoral, y además por un reflujo importante del movimiento estudiantil, osea desde el 2011 hasta ahora han pasado 6 años ya, y en ese tiempo hubo toda una dirección politica que naturalizó que la discusión se diera en el Parlamento.

Las críticas de Bárbara apuntan a un alejamiento por parte de las direcciones estudiantiles de sus mismas bases, lo que deslegitimó y desgastó los métodos de lucha como los paros indefinidos o las tomas. Además agrega “que se le suma también la criminalización sobre todo que realizó el año pasado, el gobierno.”

Efectivamente la fuerza del movimiento estudiantil se ha visto mermada desde su explosión inicial en el año 2011. El diagnóstico del desgaste se hace común entre las organizaciones políticas del movimiento, y ante el problema, la fórmula para reactivar la fuerza de los estudiantes apuntará a la lucha contra la reforma a las universidades estatales. “En esta lucha lo novedoso es la participación de los funcionarios. Ahora estamos organizando encuentros triestamentales en todas las facultades”, dice y agrega que “son los más afectados por esta reforma, con la flexibilización laboral que se les va a venir. Por eso en la última síntesis del pleno FECh se rechazó tajantemente la reforma y se concluyó que teníamos que movilizarnos con ellos”.

-¿Cómo acercan su proyecto político a la gente?

Nosotros nos proponemos disputar su consciencia, y esa disputa la hacemos cotidianamente desde la organización en nuestros lugares de trabajo y estudio, desde la conversación cotidiana con los trabajadores en las fábricas, levantando espacios sindicales donde no solo nos dedicamos a las demandas económicas, sino que también buscamos ligarlas a la política, al cuestionamiento más estructural de la sociedad, a la unidad con otros sectores de la sociedad como las mujeres o los mismos estudiantes. De esa forma trabajamos para despertar a la clase trabajadora de la opresión invisibilizada y naturalizada de este sistema.