Por Rocío Navarro Ross

Son las cuatro de la tarde en punto. Lo llamo para avisarle que me encuentro justo en la puerta de su casa, en La Reina. Mientras espero que abra comienzo a impacientarme y a sentirme con nervios pensando en cómo me recibiría Remigio Remedy, uno de los actores más codiciados de los años 90. Con un look sencillo y deportivo, un hombre de estatura media, cabello castaño claro, tez clara y una mirada transparente, abre la puerta de su casa para contar su trayectoria personal y profesional.

Al entrar me saluda afectuosamente su pareja, Pamela Villalba, también actriz. Pamela generó un ambiente de confianza desde un principio con la típica frase: “Siéntete como en casa” y nos ofrece un café.

Remigio tiene cinco hijos, con quienes mantiene una buena y linda relación. Los dos mayores viven con su mamá; con ellos mantiene una relación más profesional, ya que uno estudia cine y el otro estudia música, por lo que se ayudan mutuamente. Las tres más pequeñas viven con su mujer y él, con ellas tiene un trato del día a día, como prepararles el desayuno, ir a dejarlas al colegio, entre otras tareas típicas de un padre.

La niñez de un talento

Remigio Fernando Remedy Castillo nació en Santiago en 1965. Su niñez la vivió en Santiago Centro. Sus recuerdos no son muchos, pero logra crear la escena de cómo fue su infancia: “Jugaba mucho solo, me acuerdo de mis primeros años, y esto a mí me contaban. Yo jugaba en una batea y ése era como un barco; yo hacía viajes por el mundo imaginario”. Esto cambio completamente cuando su familia decidió mudarse a un barrio de Ñuñoa; en ese lugar habían muchos niños que ya tenían sus grupos. El actor había tenido una niñez solitaria, no tenía mucha relación con los otros, por lo que su padre tomó la decisión de que ingresara a una escuela de Karate, disciplina con la que logró destacar, siendo seleccionado nacional y ganando campeonatos chilenos y sudamericanos.

Remigio comenzó a interactuar con el mundo del drama a corta edad. De hecho, la gran cantidad de participaciones dentro de obras escolares determinó su decisión de estudiar teatro. En el colegio, él era el actor del curso. Recuerda haber interpretado a San Francisco de Asís y al Trompetista Feliz, además fue rey de su colegio. Orgulloso de sus logros escolares, comenta: “Las hacía todas yo, y te estoy hablando de primero, segundo, hasta cuarto básico. Mi madre siempre me hacia mis trajecitos. Ahí nació la actuación”. Cuando llegó a cuarto medio no quería estudiar nada, ya que ni una carrera le llamaba la atención.Según cuenta, la decisión que tomó fue del momento.

Y así fue como Remigio Remedy comenzó su carrera como actor. Ingresó a la Universidad Católica en un ambiente dictatorial, por lo que escoger la casa de estudio no era tan fácil como en la actualidad.“En dictadura había sido muy golpeada la Universidad de Chile, por lo que le costaba dar los pasos, en cambio la Cato estaba armadita. En un comienzo tuvo dificultades dentro de la carrera, ya que no tenía una gran relación con la cultura. De hecho, recuerda que cuando entró a la universidad todos hablaban de cine arte, en cambio el tenía como película máxima a Los Casafantasmas, por lo que se tuvo que ir subiendo de apoco al carro de la cultura. Sin embargo, esto de haber sido como un papel en blanco le sirvió muchísimo ya que no tenía prejuicios, solo tenía las ganas de hacer teatro.

Directo al estrellato

Con solo 24 años y con un talento innato, Remigio comenzó su carrera televisiva. “Me echaron el ojo, porque yo cuando era jovencito era bien encachado y especial”, dice de manera egocéntrica, pero con humor. Sin embargo, no todo fue color de rosa para él, ya que esta experiencia la vivió de una manera muy solitaria, ya que sus padres estaban fuera de Chile. Al ser tan joven y sin asesoramiento, no tenía bien claro lo que estaba haciendo, por lo que decidió abandonar la escuela de teatro, y por el trabajo y la fama le dio “lata” volver al a Universidad. El actor manifiesta cierto sentimiento de arrepentimiento cuando habla de no haber terminado su carrera, ya que actualmente está muy interesado en hacer clases de teatro, por lo que se encuentra haciendo trámites para retomar sus estudios y poder titularse de una de las cosas que más le gusta hacer.

Su carrera televisiva la realizó principalmente en las áreas dramáticas de Televisión Nacional (TVN) y Canal 13, donde se destaca su participación en producciones como A la Sombra del Ángel, Fácil de amar, Sucupira, Oro Verde, Cerro Alegre, Machos, Papi Ricky, Conde Vrolock, entre otras. Con éxito en las telenovelas, Remigio Remedy, era reconocido por ser el conquistador y mujeriego de esos años. A pesar de su gran carrera en televisión,se alejó de la pantalla chica para dedicarse completamente a lo que le apasiona, el teatro. No obstante, continúa realizando papeles chicos para diferentes canales;de hecho actualmente tiene un papel en una telenovela de TVN. Sin embargo, este papel no le genera mayor conmoción ya que desde su perspectiva, las telenovelas hoy en día son completamente diferentes a como lo eran hace un par de años atrás. El actor hace la observación de que antes las telenovelas eran un evento familiar y que todo giraba en torno a ellas, en cambio ahora las que son exitosas marcan 20 puntos de rating, versus 50 puntos que marcaban las que se transmitían hace unos 10 años atrás.

Lejos de televisión

Un Remigio un poco más alejado de la televisión pero mucho más maduro, comenta que al alejarse de la pantalla comenzó a fortalecer el teatro. Además recalca que al dejar de hacer algo, empezó a reinventarse y a crear un nuevo camino en su vida profesional. De a poco empezó a trabajar en lo que más le gusta y acomoda, actualmente se encuentra trabajando con cuatro compañías de teatro y además tiene sus trabajos personales, monólogos y humor de pie, o más conocido como stand up comedy. De hecho, tuvo gran éxito en Hombre 100%, monólogo escrito e interpretado por él.

“En televisión, me gustó mucho el personaje de Cerro Alegre; en teatro me gusto mucho la última obra que hice, que fue Tres Tristes Tigres, de Alejandro Sieveking”, dice aunque cree que, sin embargo, en este oficio siempre se puede ir mejorando.

Para el actor, el teatro es un arte que se puede asociar a varias cosas al mismo tiempo: “De la forma personal es un medio de expresión, pero también es un medio de curación social,  principalmente es una terapia social y espiritual”. Asimismo cree que alguien que estudia actualmente teatro tiene muchas cosas por hacer, como viajar, estudiar fuera, conocer lugares y experimentar, desde su punto de vista cree que esta vocación sirve totalmente para aventurarse.

Durante su tiempo libre suele leer bastante. Estudia e interioriza los textos de obras teatrales. Además, dice que observa mucho a la gente y a la sociedad de su país. También cree que estudiarse a si mismo es algo esencial, de hecho suele analizar sus emociones y sus problemas existenciales. Por otro lado más concreto, practica artes marciales, específicamente Jiu-Jitsu, que lo ayuda a mantenerse con un buen estado físico a sus 52 años y al mismo tiempo esto lo beneficia en la actuación, ya que equilibra sus movimientos corporales con su mente. Un equilibrio que ha ido encontrando en una vida también marcada por una pena de reclusión nocturna, que cumplió en el año 2009, por agresión hacia el conserje del edificio donde vivía. Para él se trató de “un momento de reflexión profunda. Y ahí, yo creo que decidí que direcciones iba tomar a futuro”.